martes, 20 de abril de 2010

Sin Voluntad

¿Cómo pudiste doblegarme así?
Sin voluntad ni voz, como un pelele,
cual muñeco de trapo en un guiñol,
que se mueve según quiere la mano.

Rasgado el corazón en mil jirones,
esparcidos, sin piedad, por el suelo.
Sin palabras, sin ideas, sin voz,
con el pensamiento tan perdido...

¿Con qué navaja rasgaste mis alas
para hacerme pensar que nada soy
si no es ante tu cuerpo y tus labios?

Quiero soltarme, volver a ser libre,
pero me siento, como el ave, a gusto,
feliz de permanecer en la jaula.

No hay comentarios:

Publicar un comentario