lunes, 23 de noviembre de 2009

En la Madrugada

Cierro los ojos.
Veo tus ojos negros
Como dos barcas
Mecidas ya mar adentro
Como dos nubes
Sobrevoladas por cuervos
Como dos rayos
Que se clavan en mi cuerpo.
Toco como un fantasma
Las caricias de tu pelo
Que es aroma de bosque
Impregnado de romero
Pero también campo arado
Donde se cumplen mis sueños.

Veo tu rostro
Y en sus aires me recreo
Y me acerco hacia tus labios
Que siempre siento risueños
Y les quiero interrogar
Porque sé que a través de ellos
Al fin podré conocer
La fuerza de tus sentimientos
Y justo cuando contacto
Siento un sabor etéreo
Que tengo que imaginar
Y que me quema por dentro.
Aun con los ojos cerrados
Intuyo muy bien tu cuello
Que siempre consiguió
El contacto de mis dedos
porque adoro su tacto
Tan frágil y tan perfecto.

Te veo con tanta magia
Con tanto poder en silencio
Con llaves para abrir
Puertas que ignoro que tengo
Con luces para iluminar
Mis más profundos secretos
Con dagas para cortar
En pedacitos mis sueños
Con risas para vencer
Los días de humor espeso
Con flechas para lograr
Que siga escribiendo versos
Durante mil años mil
Que eso en tiempo es eterno.

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