viernes, 19 de febrero de 2010

Una Tarde

Una tarde de verano
abrí los ojos,
tumbado a la sombra
dormida de un olmo.
Y el viento trajo
aroma de tierra,
sabor a barro.

Una tarde caí,
sin esperanza.
El otoño me dio
sus hojas pardas.
Hojas que llegan
repitiendo mi nombre
mientras que vuelan.

Una tarde tan fresca,
entre mis dedos
una linda muchacha
me daba besos.
Bajo una encina,
sonrisas, placer,
miel y semillas.

Una tarde de lluvia,
pelo tan negro,
el viento se esparce
entre mis dedos.
Le dije: ¡Espera!
Que aún es pronto
para la tierra.

Una tarde azul,
dos caminantes
pisando las hojas
que trae el aire.
Mientras, debajo,
con alegre semblante,
comen gusanos.

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