miércoles, 17 de febrero de 2010

Sentado

Sentado a la sombra
de un árbol muy viejo,
observo un charco,
y veo el reflejo
de las ramas caídas,
de las hojas enormes,
de la traicionera poda
que realizaron los hombres;
del color ya amarillo
que sombrea sus hojas,
del azul del cielo,
de las ramas rojas;
de la luna breve,
de la nube blanca,
del aire que me mueve
y que me llevará mañana.

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