El mundo brillando desde sus ojos
Hasta la cuenca de sus ojos, mira
Buscando soluciones al enigma
Que aparte las cenizas de su rostro.
Lleva en su rabia colores sonoros,
Medita, ruge, y mastica saliva.
Mientras la muerte, en él, recobra vida
Encuentra belleza hasta en lo hosco.
Humilde y recio, como un campesino;
Salvaje en su mirar, ya derrumbado;
Los brazos aún quisieran ser el viento.
Morir fue voluntad, nunca es lo mismo
Caer por convicción que por cansancio;
Dejando que la voz replique en eco.
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